CÉSAR ÁNGELES CABALLERO Y SU TRATADO SOBRE LITERATURA PASQUEÑA


Por Eduardo M. Pacheco Peña
UNDAC
2009



Impreso por la Editorial San Marcos de Lima, el 2007 se publicó el séptimo volumen titulado Pasco, de la serie Literatura Peruana del Dr. César Ángeles Caballero. Ajeno al hábitat local, el singular esfuerzo sitúa la creatividad literaria de nuestra tierra en el panorama patrio. El entrañable gesto del Rector Emérito de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica participa de la vigencia de las letras pasqueñas en el diálogo y análisis intelectual ejercitado en el país.
En 274 páginas esboza su visión personal del desenvolvimiento de la prensa, prosa y poesía pasqueña. Dividida en cinco partes, la obra informa de los hechos significativos de la trayectoria y trascendencia de las letras forjadas en la región; presenta la semblanza y valía de sus insignes cultores y visitantes. Al final remata su lance examinador con una ilustrativa antología de los escritores evocados (a quienes adiciona los textos de Arturo Mac Donald, Lorenzo Landauro y Jorge Morales Galarza).
Monografía didáctica acoge en sus pliegos los aportes pasqueñistas de otros intelectuales. Elogia en su Prólogo la monumental antología que realizó el maestro Juan José Vega en sus Viajeros notables de Pasco (Universidad Nacional Daniel Alcides Carrión, Cerro de Pasco, 1997); libro testimonial del esfuerzo corporativo universitario, pues en su construcción (trascripción de borradores, correcciones, financiamiento y edición) recibió el concurso de muchas personalidades de la UNDAC y la UNE “Enrique Guzmán y Valle” − La Cantuta. El estudio reseñado, por las responsabilidades asumidas, enuncia análogo espíritu. En el nuevo breviario, la gratitud expresada al editor Aníbal Paredes Galván y a don Alberto Benavides de la Quintana refleja la lejana e inestimable deuda a la bondad y filantropía que ambas personalidades destinan al fomento de la cultura patria, y en particular a las artes y letras pasqueñas.

Este tratado pasqueñista de Ángeles Caballero no sólo es un recuento del devenir literario regional, también es un calidoscopio que exterioriza nuevas respuestas. No sólo enumera datos sobre el asunto, los medita metódicamente y aporta explicaciones esenciales para su comprensión. Los literatos elegidos ya son un pilar decisivo para su comprensión.

En la primera parte del libro se asevera que el periodismo departamental empezó con El centinela en campaña, cuyo primer número vio luz el 24 de julio de 1824 en los mimeógrafos portátiles del Ejército Unido de Simón Bolívar. Dirigida por el capitán Andrés Negrón, desde aquel día, la prensa pasqueña fue tenaz y múltiple en la labor emprendida.

Diferenciando periódicos de revistas (¿?), provee dos catálogos de hemerografía con más de un centenar de títulos, dedicando mayor espacio al Eco de Junín, El Minero Ilustrado y Los Andes. Están ausentes las publicaciones periódicas de la provincia de Oxapampa, los distritos de Huariaca, Paucartambo y otros, difíciles de conocer en el orbe capitalino.
La Segunda Parte, advertida como “Dos hitos literarios importantes”, privilegia sus reflexiones sobre César Vallejo y Luis Fabio Xamar. Del primero, documentándose en César Vallejo, itinerario del hombre (Editorial Mejía Baca, lima, 1965) de Juan Espejo Asturrizaga, el pionero artículo de Esteban Pavletich: “César Vallejo en la hacienda Acobamba” (revista Minka, Año 1, Nº 1, Lima, febrero1971) y los descubrimientos periodísticos de Hugo Arias Hidalgo del 2003, corrobora su visita a Cerro de Pasco y la publicación en la ciudad −los primeros en ser publicados en el país− de dos poemas vallejianos. De Xammar, valorando los hallazgos de quienes han historiado su vida, compone una pormenorizada biobibliografía con datos de su propia cosecha y a modo de conclusión nos alcanza una nota magistral sobre su estilo. Su edición mantiene la duda de afirmar sí Xammar nació en Pasco o Lima. En su recuento un solo olvido: el memorable y tierno artículo que escribió Alberto Tauro con el epígrafe “Testimonio para la biografía de Luis Fabio Xammar” (en: Fénix, revista de la Biblioteca Nacional, Nº 05, Lima, 1947, Pp. 3−11; número de homenaje al poeta, que fuera acompañado por unas “Páginas escogidas” de Luis Fabio Xammar seleccionadas por su condiscípulo y compilador Amadeo Delgado Pastor).   

La literatura pasqueña es literatura institucionalizada, de madurez y originalidad probadas. Luce escritores −que por el volumen de palabras en sus textos o la profundidad estilística de sus creaciones− le forjaron un sitial especial en la escena nacional. Notoria, no se debe a cenáculos monolíticos qué −como suele suceder en otras latitudes− imponen su imperio al dictaminar quién es quién en las publicaciones que financian (literatura de argolla), sino que germina del brío individual y conflictivo, de la lectura introspectiva y la ilustración individual, del diálogo intenso intrapersonal y las inquisiciones privadas…, es decir de los hábitos eremitas de su gente. En la localidad, cada escritor es una marca singular y con sus propios demonios escarlatas. En común sólo son una sucesión generacional beligerante, sin aquiescencias arribistas y con desencuentros las más de las veces punzantes, sólo fieles al plectro mayor: Pasco. De recursos estilísticos refinados, los temas regionales (el terruño, el habla y la cosmovisión de su gente) son la prioridad en la inspiración creativa de sus últimas generaciones: Luis Pajuelo Frías, David Elí Salazar, César Pérez Arauco, Ángel Garrido Espinoza, Hugo Apéstegui Ramírez, Jorge Travezaño Remigio, Alejandro Padilla Mayuntupa, Víctor Osorio Alania, Alfredo Palacios Castro, entre otros. La excepción a esta regla lo serían los escritores de los 30, 40 y 50 del siglo pasado con una fe inquebrantable por la tierra y su pueblo, pero con una temática más diversa: Ambrosio W. Casquero Dianderas, Armando Casquero Alcantara, César A. Lugo Bao…

En su tercera y cuarta parte del libro, con el atinado título de “Escritores múltiples”, el Dr. Ángeles Caballero los presenta atendiendo a esta distinción personal. Bosqueja una breve biografía de ellos, enumera parte de sus obras, y de las más representativas realiza un análisis estilístico. Los balances de sus semblanzas son controversiales. Las obras de Luis Pajuelo Frías y David Elí Salazar demandaban mayor celo.

Sus aciertos serían los siguientes:

Con regocijo cotejamos que el texto redime para el mundo literario la obra magna, otrora preciada en los círculos intelectuales regionales (Huánuco, Junín y Pasco) y la Capital, del cerreño Rodolfo Dionisio Bernal: diplomático, folclorista, poeta y concienzudo investigador de la muliza cerreña.

Asimismo, participando de la proposición de Juan Mejía Baca, asegura −lo hoy aceptado unánimemente− que el ilustre cuentista y poeta Eleodoro Vargas Vicuña nació en el Barrio Obrero de Cerro de Pasco el 10 de abril de 1924.  Fue paisano de cuna pero no paisano de fe. En sus días postreros él exclamó: “gracias, Oswaldo [al poeta Oswaldo Reynoso], por haberme enseñado a reír. Ya sabes, me entierran en Acobamba y nada de tristezas”, legándonos su profundo sentir por el terruño tarmeño y enseñándonos que la identidad telúrica no lo define el suelo donde uno nace sino la tierra que nos enlaza sentimentalmente a su sabia y vitalidad, aún sin haber nacido en ella. Ángeles Caballero distingue en sus obras: Nahuín (1953) y Taita Cristo (1964) la presencia de topónimos y peruanismos pasqueños (una hipótesis discutible). Al finalizar su “apreciación crítica” enuncia una frase cuestionable sobre los trasfondos literarios del ficcionario de Vargas Vicuña: “El simbolismo mágico realista y aborigen es la ruta bucólica del pasqueñismo cósmico y milenario que vitalizan a los personajes y claves como luz auroral del hombre−símbolo del legendario Cerro de Pasco.” (Pág. 104). Aquí escribe sobre el legendario Cerro de Pasco caracterizado por la literatura urbana.

Dentro de tanta cordialidad una atingencia, en el quinto párrafo de la Pág. 113 por equívoco involuntario se registra al escritor Ángel Garrido Espinoza como Ángel Carrión.

El gran ausente en este gentil trabajo de inquietud hacia Pasco −recurrente en otros estudios afines−, es el poeta César Gamarra.