LOS CINCUENTA AÑOS DE UN BALUARTE EDUCATIVO PASQUEÑO: EL COLEGIO NACIONAL INDUSTRIAL Nº 31 “NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN”.


Por Eduardo M. Pacheco Peña
Pío Mendoza Villanueva
Sanyorei Porras Cosme

I. La cordialidad y generosidad de las estudiantes y maestros del recordado INIF Nº 31, nos alentó para dedicarles unas palabras de afecto al 16 de julio del 2008 cuando cumplieron sus bien ganadas “bodas de oro”, presea simbólica y sentimental de la trayectoria persistente de uno de los lauros educativos más importantes de la Región Pasco. La alegría de “los carmelitas”, como se autodenominan actualmente y qué sin molestarse por el precepto lingüístico suscriben “Nuestra Señora Del Carmen”; debe regocijar a la comunidad cerreña, pues muchas de nuestras madres e ilustres profesionales se forjaron allende en sus aulas. Estas breves líneas reivindican los numerosos informes históricos de la propia inspiración carmelina, holgadamente coreados incluso en su Proyecto Educativo Institucional; sólo nos ocupó articularlas al trasfondo social cerreño. De ahí, nuestra deuda documental a los biógrafos del colegio.
II. La sierra central del país, en especial el área geográfica del Cerro de Pasco, posee ingentes recursos mineros en su subsuelo. Su economía es minera por excelencia. Como en la época del Perú colonial y feudal, ella aún articula a los otros sectores productivos de la región. Más su situación extractiva y burocrática le imposibilita desarrollarlas a nivel sostenible. Las pequeñas y exitosas empresas artesanales, ganaderas, agrícolas y forestales de Pasco progresaron separadas de la gran minería. Del lado mayoritario, los múltiples problemas de la economía agraria de autosostenimiento se agudizaron con la contaminación minera de las aguas, la atmósfera y los suelos. La gran minería regional, por su irresponsabilidad social y la ausencia de una política de extracción racional de los recursos, a nuestros días, continúa de espaldas al desarrollo pasqueño.
Repasemos algunos hitos históricos de este escenario.
Las minas de Cerro de Pasco, en 450 años, preservan las huellas del desafiante esfuerzo de decenas de generaciones −indígenas o foráneas−, que blandiendo barretas, privaciones y rifles, aventuraron sus existencias extrayendo los valiosos filones del lugar; venas de la más alta ley que en varias desafortunadas ocasiones, a muchos, les sirvieran de polvorienta mortaja. Si bien fueron incontables los trabajadores que con rabia, avaricia y propia voluntad dejaron los pulmones y la piel en los socavones; otros, desde pequeños exploradores a ilustres potentados, con la piel pálida, más venturosos y sagaces, utilizando arteramente sus vínculos con el Estado, ennoblecieron sus apellidos y bolsillos forzando el ingreso a las minas de los “indios originarios” de las comunidades andinas contiguas. Fundando sus fortunas con la fuerza del látigo, el hambre y la inmolación de miles de almas indígenas.
El  centro urbano edificado con los húmeros dolientes y la neumoconiosis de harta gente, desde su nacimiento encumbró miserias y esperanzas; miserias en la casonas erigidas por la bonanza y la opresión, en las cuales la gente rica ostentó con huachafería, soberbia y mezquindad su estrechez cultural; esperanza en los cinturones de pobreza, donde demandando tiempos mejores para la prole y los semejantes, los obreros-campesinos −pobres económicamente− laboraban vislumbrando mayoritariamente, con sus anhelos democráticos, la grandeza cultural de nuestro pueblo.
Es innegable que los yacimientos metalíferos de la región constituyeron uno de los tres núcleos fundamentales en la formación del capital mercantil y financiero del país. Igualmente no se puede ocultar que desde otras regiones se gobernaba la riqueza mineral de esta tierra. ¿Cuál es la explicación? La historia del Cerro de Pasco nos enseña que desde su fundación los primeros en abandonar la patria de Carrión fueron los “cerreños” dueños de minas e ingenios mineros más importantes. Tras adquirir el éxito económico dejaban la puna agreste donde se asentaba la ciudad, para construir sus mansiones en Lima o en el extranjero, o se refugiaban lejos de la helada y el pajonal en sus haciendas de pan llevar del quechua o el yunga andino. Heredada su propiedad, su linaje continuaba sin interrupción esta tradición. Tal política fue invariable hasta la llegada de los monopolios mineros −privados o estatales−. En 1902, estos señores −que dominaron la ciudad por más de 200 años− corrieron a vender los papeles de sus denuncios mineros a La Cerro Corporation. Un solo propietario, en menos de seis años, se hizo de las minas a cambio de muchas monedas que harían palidecer al mismo Judas; no compraban sólo las bocaminas sino la ciudad que sobre ellas prosperaba. Tras el negocio, los cerreños de alcurnia se mudarían a Morococha y de allí, unos años después, vueltos a transar con la trasnacional, caminarían definitivamente hacia Lima. Desde entonces, el nuevo dueño del mineral, erigiendo sus oficinas empresariales en las metrópolis, sin nunca pisar Pasco ni el Perú, dispuso de la explotación del venero cerreño a través de un ejército de tecnócratas o burócratas de la tecnología; y éstos, defendiendo sus migajas y el enriquecimiento desorbitado de sus amos capitalistas, oprimieron alevosamente a los obreros. ¿Por qué actuaron así los “cerreños” acaudalados? lo hicieron porque estimaban la ciudad sólo en función a sus riquezas mineras.
Práctica social distinta se dio entra la gente sin recursos monetarios y que sólo poseyendo la fuerza de sus brazos, sin patrimonios pomposos, permanecieron aquí por tiempo indefinido, enraizando sus sueños, afectos y parentesco con la escarcha y la noche infinita. Fueron estos los “cerreños” de sentimiento. Fundaron con sensibilidad y ternura una identidad de apego y devoción al suelo que los resguardaba. Y aquí, con el particular destino de no renunciar a la ciudad que su sudor dio comienzo, compartieron sus esperanzas con los pequeños comerciantes o dependientes, los maestros y artesanos, los artistas e intelectuales de la pluma, los albañiles y panaderos, los técnicos y los administrativos de los gobiernos locales y estatales, que poco a poco fueron llegando al lugar y que tampoco se podían ir. Pero son los últimos mencionados –y no los obreros−, los que primero tomaron conciencia de su compromiso social con Cerro de Pasco, luchando y conquistando beneficios culturales. Por ejemplo en cuestión educativa, observamos su fraternidad colectiva al conquistar la enseñanza elemental para todos los sectores populares del centro urbano. La escuela primaria, circunscrita al aprendizaje básico de las primeras letras y las operaciones matemáticas, la implementaron sin mayores dificultades desde mediados del siglo XIX; siendo la más antigua la Escuela Nº 491, hoy Escuela Primaria de Menores Nº 35001 “Cipriano Proaño  Mier”.  Para 1902, en los registros públicos y diarios de la ciudad figuran doce escuelas primarias en el entorno del Cerro de Pasco, educando aproximadamente a 1745 niños y niñas (Pérez Arauco; 1997).
Sin embargo, el nivel de la profundización cognitiva: la educación secundaria, tuvo que esperar mucho tiempo. Paradójicamente, siendo Cerro de Pasco el solio minero más importante del Perú entre el siglo XVIII y la primera mitad del siglo XX, con aportaciones cuantiosas al fisco nacional, no contó con autorización de creación o funcionamiento de instituciones educativas del nivel medio. Nunca las clases gobernantes locales, regionales y nacionales, asumieron el interés de conceder tal servicio al centro urbano. Y cuando surgían petitorios multitudinarios para su creación, sistemáticamente las boicoteaban. En más de 120 años de vida republicana jamás se permitió la implementación de este nivel educativo en la ciudad. Sin elección alguna para proseguir sus estudios, los púberes, adolescentes y jóvenes pudientes cerreños se obligaban a migrar a otras ciudades: a Tarma, Huancayo, Huánuco, Lima...
El egoísmo de la fracción social dominante forzó a la inquietud juvenil, humanista o científica, a abandonar el hogar para afincarse en las regiones vecinas. Daniel “Alcides” Carrión, Evaristo San Cristóbal y León, Gustavo Jiménez, Teodomiro Gutiérrez Cuevas, entre otros, fueron obligados por la realidad a realizar sus ideales en otras tierras. Mientras la mayoría, necesitados de dinero, al no poder salir truncaron definitivamente sus anhelos.
La presencia extranjera no modificó en nada la situación. De 1815 a inicios del siglo XX, el centro minero cobijó colonias de emigrados croatas, italianos, ingleses, españoles, franceses, japoneses, chinos... Fue significativa la escala del fenómeno migratorio, que se hizo necesario instalar varias oficinas consulares en la ciudad. Eso sí, en poco más de una centuria, alentó la edición de más de 134 periódicos con difusión nacional, exhibiendo en sus páginas sensibles creaciones en verso y prosa. Los extranjeros venían, hacían fortuna y luego regresaban a sus países de origen. De presencia eminentemente masculina, adulta o joven, no traían niños a quienes educar. Afanosos de fortuna y sin sentimiento intercultural, su acervo tradicional lo reproducían herméticamente en las festividades religiosas, la edificación urbana, la música, la vestimenta…, sin comunicarla a otros sectores sociales del Cerro de Pasco. Al retornar a su patria, sus manifestaciones culturales iban tras ellos. Algunos eligieron quedarse, pero la instrucción media local no perturbó sus desvelos. Al igual que los potentados dueños de minas y autoridades cerreñas, enviaron a sus críos a colegios de Lima, su país natal o sus haciendas de climas cálidos y templados en Cajamarca, Ica, Huancayo, Tarma o Huánuco. Las instituciones educativas de nivel medio que por la época emergían se calificaban como Colegios de Minería, así lo indican datos de 1828.
Se creía e imponía en el imaginario social que a los hijos de los sectores populares sólo les bastaba la educación primaria para servir como estibadores, sirvientes, muleros, picapedreros, artesanos, dependientes del sector mercantil u obreros en los socavones mineros.
Lo cierto es que las negativas para la creación de escuelas públicas de media, exponían el temor de los ejecutivos de las empresas mineras, varios de ellos autoridades regionales, del riesgo que supondría educar a los sectores mayoritarios de la región.
Las peticiones continuas de los sectores populares cerreños se escucharían recién en 1941, con la creación del primer colegio de formación media. Su aceptación no fue iniciativa y voluntad gubernamental. El clamor ciudadano tuvo eco por facilitar los requerimientos económicos de la Trasnacional, pues germinó asociado a la actividad minera y se le nombró: Escuela Técnica de Capataces de Minas, actualmente Colegio Nacional Industrial Nº 3 “Antenor Rizo Patrón Lequérica”. Es decir, que su implementación obedeció a una necesidad coyuntural: contar con mano de obra calificada/especializada para la reciente modernización tecnológica del monopolio minero.
La frágil tranquilidad de la mole industrial norteamericana, turbada dos décadas antes con la formación de sindicatos mineros de orientación clasista; enfrentará, con el funcionamiento de los colegios de educación media, el ascenso vertiginoso de un sentimiento identitario pleno con la región.
La segunda mitad del siglo XX, evidencia una nueva etapa del progreso civil pasqueño. Se crean diferentes escuelas del nivel medio. La tercera en abrirse, la Institución Educativa Nº 31 “Nuestra Señora del Carmen”.
Localizada hoy en el barrio de San Juan Pampa, distrito de Yanacancha, provincia y región de Pasco; a una altitud de 4368 m.s.n.m.; a corta distancia de la Unidad de Gestión Educativa Local de Pasco; con una población escolar mayor a 1000 alumnas en el nivel secundario, distribuidas en los turnos de mañana y tarde, y 213 niñas en educación primaria; con 42 secciones de media y 8 en primaria; constituye un eje cardinal del desarrollo educativo regional.
Su historia comienza en la década de 1950. En aquel momento, estudiar media para las adolescentes y las jóvenes del Cerro de Pasco constituía una auténtica hazaña. Los prejuicios imperantes y la escasa importancia que se daba a la educación femenina, eran un obstáculo difícil de salvar. Recordemos que en el Perú, la ley del sufragio electoral para mujeres se promulgó en 1954 y se ejecutó recién en 1956. Además, no existían centros de formación laica para damas en la región. Los padres de familia progresistas se veían en la necesidad de trasladar a sus hijas a Lima u otras ciudades del país, efectuando inversiones significativas. Y como costumbre, a  quiénes oprimía la necesidad económica sólo observaban frustrados el fin de los anhelos y aspiraciones de sus niñas. Si bien la Gran Unidad Escolar Daniel Alcides Carrión abrió sus puertas como colegio mixto de varones y mujeres, sus vacantes no cubrían para todas las damas aspirantes a la formación media.
La proeza de crear y organizar el Colegio Nacional Industrial Nº 31 “Nuestra Señora del Carmen”, partió de la preocupación entusiastas de un grupo de padres de familia, autoridades locales, alumnas del antiguo Colegio de “Minería” y la perseverante inquietud de la educadora cerreña, Srta. Carmen Madrid Falconí. El primer triunfo decisivo se logró en 1947, cuando exigiendo educación técnica para las jóvenes cerreñas se obtuvo la aprobación parlamentaria nacional para modificar al juvenil Colegio de Minería y convertirlo en institución educativa mixta.
En aquel tiempo, las experiencias pedagógicas de Lima y Junín imponían la necesidad de ejecutar una educación diferenciada: escuela para niños y escuela para niñas; más sin el ánimo de propender a la discriminación de género sino con el afán de cultivar y potenciar la naturaleza diversa del ser humano. El pensamiento didáctico del momento así lo asumía. En Cerro de Pasco aquello se proponía y demandaba. Y para felicidad de su comunidad ciudadana, se hizo realidad el 28 de febrero de 1958. Por R.S. Nº 2023, firmada por el renombrado historiador y maestro, Dr. Jorge Basadre Grohmann, Ministro de Educación del gobierno de Manuel Prado; se creó el Instituto Nacional Industrial Femenino Nº 31. Personas insignes, identificadas con Pasco, se comprometieron en la acción: la persistencia de la Srta. Carmen Madrid Falconí y prestigio del lng. Raúl Santibáñez, que lo exigieron en un cabildo abierto convocado para ese fin; el maestro Luis Llanos de la Matta, al ocuparse cuidadosamente de la documentación; y las gestiones definitivas ante el Ministerio de Educación, del Diputado Aprista por Pasco, Sr. Justo Armando Cabello Cuadrado,.
Saliendo al encuentro de los ideales politécnicos de Manuel Vicente Villarán y la Escuela Pragmática de John Dewey, el colegio nos ubicó como pioneros de la formación técnica femenina en la región central del país. Su primera Directora, experimentada maestra de áreas técnicas, Srta. Carmen Astudillo Villena, fue elegida mediante R.M. Nº 9745.
Como ocurre en toda gesta educativa pública, el Estado por tradición sólo proveyó de la norma legal y del presupuesto para pago de docentes y administrativos, pero dejó intencionalmente al pueblo cerreño la responsabilidad mayor: el aprovisionamiento de la infraestructura educativa. Las labores académicas del radiante Colegio se emprendieron el 1º de abril de 1958, con 82 alumnas: 48 en el turno diurno y 34 en el vespertino, sin poseer ningún aula propia donde desarrollar las experiencias didácticas del proceso de enseñanza y del proceso de aprendizaje. La Srta. secretaria Zoila Esperanza Romero Contreras, el profesor Luis Llanos de la Matta y las alumnas de la primera promoción, instaron cordialmente y convencieron a la Srta. Carmen Madrid Falconí, Directora del Centro Escolar Nº 492 “Zoila Amoretti de Odría, a prestar dos aulas y varias carpetas al inaugurado INIF Nº 31. No había más a quién acudir. Así, “las capachitas”, como cariñosamente las reconocían, empezaron un periplo educativo de 26 años arrendando salones de clase en otras instituciones. Funcionó entre 1958 y 1962 en la Escuela Primaria de Menores Nº 35002; de 1963 a 1965 se reubica al Jr. Puno Nº 145 (local de la recordada Escuela Particular “Liceo Santa Rosa”); hacia 1976 y 1979 ocupa ambientes del Colegio Nacional de CC. y HH. “María Parado de Bellido”; y finalmente de abril de 1980 a mayo de 1984 se sitúa en el Centro Educativo Nº 34052 “José Encinas Franco”.  En todos estos años, nunca la indolencia de las autoridades o el desaliento abrumó el espíritu de las “carmelinas”. Aceptando su memorable destino continuaron adelante, luchando y educándose por un mañana mejor.
En San Juan Pampa, el 4 de mayo de 1984, los profesores y maestras en una asamblea general decidieron ocupar los tres pabellones que CorPasco y el Ministerio de Educación habían dejado inconclusos en el área destinada a ellos. Sin servicios de agua potable, sin energía eléctrica, sin vidrios en las ventanas, con desmontes en el patio, pero con la confianza, la voluntad y la iniciativa de la comunidad educativa en pleno, más el apoyo de algunas autoridades locales, transformaron la adversidad en esperanza y dicha. Superando las dificultades, con la finalidad de dar un servicio de calidad a las estudiantes, se impusieron la tarea de ampliar y optimizar sus instalaciones: aulas, bibliotecas, laboratorios, talleres, centros informáticos, clubes escolares, etcétera. Aún continúan en esta labor.
El personal docente de aquel legendario 1958, fue:
Directora          : Srta. Carmen Astudillo Villena.
Secretaria        : Srta. Zoila Esperanza Romero Contreras.
Profesores       : Sr. Modesto Castañeda Rodas, profesor del curso de Castellano, Educación Artística y Geografía del Perú y el Mundo; Sr. Félix Maldonado Núñez, docente de Matemática;  Sra. Tula Maldonado Ávila, responsable de las asignaturas de Educación Doméstica y Educación Familiar; Srta. Graciela Terrazos de Parra, mentor del curso de Educación Física; Srta. Juana Cortez Sánchez, maestra del curso de Corte y Confección; Srta. Leonisa Castro Ojeda, formador del curso de Labores; y la Reverenda Madre Sor Elvia Murguetti, profesora del curso de Religión.
Su Acta fundacional perennizó lo siguiente:

“En la ciudad de Cerro de Pasco, siendo el primer día del mes de abril de mil novecientos cincuenta y ocho, a las nueve y treinta de la mañana, en el local del Centro Escolar 492 “Zoila Amoretti de Odría” se reunieron el señor Prefecto del departamento, la Señorita Carmen Madrid Falconí, el Ingeniero Raúl Santibáñez, Señorita Zoila Esperanza Romero Contreras, personas notables de la ciudad, numerosos padres de familia de las 82 alumnas con el objetivo de iniciar las labores escolares. La señorita Carmen Madrid Falconí cedió dos aulas y veinte carpetas. Todos los presentes hicieron uso de la palabra, que con emoción y sentimiento hicieron vibrar los corazones. Por último, la autoridad política declaró iniciada las actividades escolares y así quedó sellada el acta fundacional, firmando las autoridades, directivos, profesores, personas notables y alumnas fundadoras.”

Reconocemos que desde aquellos heroicos inicios se fomentó actitudes democráticas dentro del trabajo institucional. Con amplio criterio, concluido sus estudios, se incorporaba a las responsabilidades técnico-educativas a las alumnas sobresalientes; valorando a las personas por sus méritos objetivos y no por los papeles del cual hacían gala. No se equivocaron y el colegio prosperó. Postularon persistentes una tradición educativa principista y democrática, por lo menos a nivel de un sector de los docentes, que comprometidos con sus ideales, luchaban interna e intensamente contra las posturas autocráticas, corrompidas o indiferentes en su organización. El verticalismo, la prepotencia, la ignominia, el autoritarismo irreflexivo…, tiene respuestas concientes, contundentes, radicales y liberales, no contrapuestas al derecho, las normas y disposiciones legales del sector educación.
En la actualidad, la I. E. Colegio Nacional Industrial Nº 31 “Nuestra Señora del Carmen”  integra dos niveles: primaria y secundaria de menores, virtud a la R.M. Nº 0240 del 19 de junio de 1994. El 16 de julio del 2008 la institución cumplió sus “50 años” de creación, tras una jornada larga y comprometida con la educación pasqueña. Sabemos que por R.D. Nº 0645 de la Dirección Zonal de Educación de Pasco, en 1979, se fijó como día del aniversario la fecha en que se ensalza la imagen de la Virgen del Carmen, patrona institucional.
En su noble recorrido, dirigiendo la gestión institucional, nos tropezamos con insignes docentes, cuya energía y vitalidad imprimió e imprime un sello distintivo al colegio:
1958                               Srta. Carmen Astudillo Villena
1959 A 1960                    Srta. Elena Durand Amorín
1961  A 1962                   Srta. América Molina Ramírez
1963 A 1964                    Srta. Lucía Moreno de Guzmán
1965                               Srta. Lucía Cortez Debón
1966 A 1972                    Srta. Lucía Moreno de Guzmán
1973 A 1975                    Srta. Julia Luzmila Vargas Julca
1976                               Sra. Cesarina Calderón Pomalaza
1976 A 1979                    Sra. Francisca Montero de Parra
1980                               Srta. Esther Soto Vera
1981                               Sr. Diosdado Almora  Espino
1981 A 1984                    Sra. Victoria Visurraga Cuenca
1984 A 1987                    Sra. Elsa Aguilar Ludeña
1987 A 2005                    Lic. Francisco Javier Campos Crisóstomo
2005 A 2007                    Lic. Victoria Alberta Córdova Vega
2008…                            Lic. Guillermo Rivera Pretell
Los carmelitas en cincuenta años de vida institucional cosecharon importantes éxitos regionales, nacionales e internacionales. De su calidad académica fulgura, por ejemplo, el segundo lugar que ocupó a nivel nacional en el concurso “Los que más saben”, organizado por Radio Programas del Perú en 1999. Para abril del 2004, las alumnas Kelli Boza Rivera y Gaby Roque Velásquez, orientadas por la docente Sanyorei Porras Cosme (triunfantes el 2003 en la Feria de Ciencia y Tecnología a nivel nacional); representaron al Perú en la 19ª MOSTRATEC (Mostra Internacional de Ciência e Tecnología) y el 11º SIET (Seminário Internacional de Educacao Tecnológica) realizada en Rio Grande do Sul en el Brasil, ocupando el 2º lugar en el Área de Ciencias Espaciales y Terrestres. Conociendo la trascendencia pedagógica mundial de la escuela socio-crítica cognitiva brasileña, este es un indicador que advierte del trabajo riguroso e intenso de las estudiantes y docentes en las áreas académicas heterogéneas de la institución. Asimismo, como dato adicional, indicamos que forman parte de su plana docente reconocidos escritores e intelectuales de Pasco. Nos consta que las publicaciones colegiales e institucionales se suceden con regularidad. De visión prioritariamente tecnológica, son notables los boletines del Club de Periodismo “Gerardo Patiño López”, que salieran a inicios de la década de 1980 bajo la presidencia de la alumna Edy Alvino Rivera. Las recientes revistas educativas, editadas desde el 2000, por su calidad en la impresión y la elección de textos pulcros, afirman una visión más humanista.
En el campo deportivo, en la última década, se reiteró las victorias de otros tiempos. Hasta el 2007, su participación en la disciplina de voleibol fue imbatible; en un medio tan competitivo como el pasqueño, en más de dos ocasiones representó a la región en eventos nacionales. Promoviendo su imagen institucional, la férrea disciplina que se imparte a las educandas es otro galardón reconocido. Sin acudir al temor o la violencia, se forma a las niñas con responsabilidad y respeto al orden institucional; gracias a esta labor se conquista siempre los primeros lugares en las competencias de desfile cívico-patriótico. Es decir, el C.N.I. Nº 31 desarrolla aprendizajes científicos, humanísticos, tecnológicos, cívicos, artísticos y deportivos en sus estudiantes; asume los desafíos pedagógicos contemporáneos como el desarrollo de capacidades cognitivas e instrumentales, contenidos significativos y valores; apuesta por la formación tecnológica, productiva y con identidad. Por las razones bosquejadas comprendemos por qué muchos padres de familia la prefieren para forjar el destino de sus hijas. La falta de infraestructura aún es un freno para atender la demanda de quienes ansían estudiar aquí.
Para finalizar, reiterando las congratulaciones a la comunidad educativa del Colegio “Nuestra Señora del Carmen”, transcribimos una frase del institutor Javier Campos Crisóstomo −educador que también pasó por sus aulas en una coyuntura reciente−, y que fuera expuesta en un mensaje delineado para sus alumnas en el mejor momento de su apogeo administrativo, allá por 1998:
“Educandas carmelitas, escuchadme: si se dedican a estudiar, sin sentir fatiga, para ustedes en el horizonte brillará un anchuroso porvenir, con una vida mejor de paz y justicia. El mundo actual y Pasco necesitan mujeres creadoras, con pensamiento crítico, que construyan unidas un pueblo con destino e ideales realizables.”   
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Ángeles Caballero, César. Literatura Peruana: PASCO. Tomo VII. Editorial San Marcos,  Lima, 2007.
Campos Crisóstomo, Javier. “Fundadores  y forjadores  del Instituto Nacional Industrial Nº 31”. En: Órgano Informativo “Visión Carmelina”, Año 3, Nº 1, Cerro de Pasco, 1998; Pp. 3-5.
Fisher, John. Minas y mineros en el Perú, 1776 – 1824. Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1977.
C.N.I. “Nuestra Señora del Carmen”. Proyecto Educativo Institucional. Mimeo, Cerro de Pasco, 2007.
Pérez Arauco, César. Cerro de Pasco: Historia del Pueblo Mártir del Perú. Tomo II, Ediciones Municipalidad Provincial de Pasco, 1997.
Pérez Arauco, César. Cerro de Pasco: Historia del Pueblo Mártir del Perú. Tomo III, Ediciones Municipalidad Provincial de Pasco, 1997.